Hoy en los cajones, en lo más profundo de los cajones encontré una nota:
"Hoy es 17..."
Tenía el logo de Vinoteca.
Sonreí por un rato, luego, interrumpida abruptamente por el pito del teléfono, tiré la nota en la basura y seguí limpiando los cajones mientras decía las tyípicas palabras que había mencionado por mucho tiempo desde que entré a esa oficina:
"no, está equivocado, es una galería de arte, pero se llama La Refaccionaria"
Fuimos a la inauguración de Betsabé en San Ildefonso.
Ví mucha gente que tenía rato de no ver, ya saben, gente que te da gusto encontrarla.
Y finalmente ahí parada enmedio de la multitud me di cuenta de algo:
no cambiaría nada de lo que he vivido por un oficio distinto.
En la tarde pasamos como 2 horas revisando un texto Edgardo y yo que él debía entregar para un expo. Leimos y leimos libros, citamos, borrábamos corregíamos ortografía y sin más, quedamos en silencio y de la nada me salió decirle: Te quiero mucho!.
Vaya cara que puso, era de pánico, sí, lo sé, nunca en 4 años de trabajar juntos se lo había dicho, es más, ni su tradicional "quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?" salió de su boca, solamente comió rápidamente sus fresas congeladas y me dijo: se están descongelando.
Caminé por Judith por el zócalo, eran casi las 11 de la noche, platicamos... tomamos taxi y seguimos platicando. Es como tener una terapia juntas, hablamos y hablamos y no paramos, es una conexión muy fuerte, porque ella sabe loq ue em pasa y yo sé lo que le pasa: es hora de estabilidad.
De regreso, el buen hombre del taxi comenzó a hacerme plática. Puf! a veces me choca pero dió en el clavo. Muy misterioso y con bastante pena me dijo:
Donde compró su abrigo, porque está muy bonito.
Sólo le sonreí y le dije: me lo regalaron, es de San Diego.
Luego, con voz más retorcida volvió a preguntar:
Se nace con el don de saberse vestir bien o se aprende?
Indudablemente no supe que contestarle, pero en mi mente que venía disparatada por tantos encuentros nocturnos y sorpresas le acribillé una oración:
Creo más bien, que de ver y conocer el mundo se aprende.
Hay que ver la tele, leer el periódico, hojear las revistas, y escuchar... sólo así uno aprenderá a ser lo que nos defuine en la sociedad, incluso, nuestros trapos que traemos puestos.
Muy amable me contestó:
gracias por responderme, la verdad es que usted tiene estilo.
Jajajajajajajajajajajaja... me dió mucha risa.
No llevaba cambio.
Fueron 120 del taxi, sólo me cobró 100.
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