Tuesday, March 23, 2010

Indiferencia

Sentada. No había mas que las extremidades viales que manipulaban el sonido que se filtraba por los ligeros filamentos de las ventanas… eso, y el aire que simulaba el estruendo de un avión que se veía a lo lejos. Gente pasar, gente comprando paletas por el calor sobreacogedor de inicios de primavera. Aquella era la ciudad del surrealismo, en donde mirar las autopartes de los carros se vuelve cotidiano por no decir que cómplice de aquellos amantes de lo ajeno. Esas manchas en el suelo, no son más que cicatrices de motores que han recorrido la gran urbe y así, sin más, un día vuelven para estacionar la gran máquina que recorre la ciudad, porque la movilidad del cuerpo hoy se ha perdido y ha ganado tiempo (y aún mejor: espacio) en las citas del hospital por problemas de obesidad. Y pensar que aún son las 15:08 de un jueves… hay que esperar, poruqe es hasta medianoche cuando desaparace el ruido de la avenida principal y con ello el sonido de gran bicho anaranjado que cubre sus necesidades con 11 líneas más.

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