Ni Paz lo hubiera vivido como tal.
Son las percepciones y el acto fotográfico lo que nos detiene.
Ves, callas, miras nuevamente y todo ha cambiado en un segundo.
No es la fotografía la que muere con el avance tecnológico, es más bien la inserción de siempre querer poner un concepto, idea a lo que estamos fotografiando.
Es ese segundo delimitante entre lo que ves y lo que pretender que el otro ve.
No riscos, no colores, no vida... Luz.
Que si un filósofo se refiere o no a la violación del retrato porque nunca nos vemos como salimos en las fotos (Sontag), o que si la inercia de la fragilidad y la locura nos hace crear enfermedades mentales que no existen (Zyzek), o mejor aún, que si las expresiones cotidiana no nos permiten aparearnos con la mirada innocua de ambigüedad y abyecta de las instituciones que nos creen pensar en LO REAL (Braudillard)... no, no es nada de eso.
Simplemente azul es Cancún.
Es un vino frente al computador.
Un porro sobre unos cubos de cemento para recibir el sol.
Es amanecer con un beso en la mejilla de siervo de Rossette...
Es una botella de agua helada para la arena...
Es un ganesha en medio de la madrugada con los bongoes sonando por la casa...
y son las olas, esas mismas olas que te han acompañado durante tus viajes, pero ninguna se compara con la otra, esa es la fotografía.
Pequeñas añoranzas que aún en una imagen fija, no recuerdas toda la vida.
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