Wednesday, April 1, 2009
Abril
No es raro que me emocione este mes.
Aunque a decir verdad, creo que la emoción aún está guardada.
Varios acontecimientos ocurrirán durante mi mes.
Me graduaré en ceremonia cursi (si, la verdad, no me emociona pero se las debo a mis amigos y familiares... me negué asistir a la graduación y me negué a salir en la fotografía de generación, así que lo mínimo es asistir a la entrega de diplomas... además veré a mi amor platónico H., jajajaja uuuf!)
Vendrá el evento de la Ofrenda del Día Mundial de nuestra Madre Tierra... tengo mis comentarios reservados, pues el proyecto tiene que hablar por sí solo. Sin embargo, durante ese acontecimiento, daré una conferencia, ponencia, plática, o como quieran llamarle sobre arte. Y es a decir verdad, que ando intranquila. El tema lo domino, pero no estoy segura de tener la pasión para decirlo a viva voz. A eso agregen que últimamente el mundo del arte (desde sus promotores, artistas, espacios y gente en general...) me han jugado varias líneas que no esperaba, almenos no imaginaba.
Viene ZONA MACO... es triste pero no vamos este año. Pero creo que un poco de tranquilidad en la galería es bueno. Al fin y al cabo inauguraremos el 15 con Magdaleno.
Fiestas, inauguraciones, eventos, reencuentros... y mi cumpleaños. Si, esa fecha que me emociona y a la vez me deprime. Lo hace porque no he superado la carga de emotividad de recordar que a esta edad debí de estar viviendo yo sola.
Y lo hice hace unos meses. De hecho duré un año y medio. Extraño estar viviendo sola. Para quienes me visitaron en esa época, saben lo genial que era. Era mi espacio, mi templo. No permití nunca que alguien viviera conmigo... ni aunque amara a esa persona, la apreciara o simplemente me agradra. Tenía que ser mi espacio. Vivir en él...
Recuerdo miles de noches caminar bajo la luz del alumbrado del centro. Subir las escaleras de cemento pulido y hallar los barandales negros y frios recibiéndome. Recuerdo entrar al depa y ver desde la entrada la calle con sus tonos ámbar. Recuerdo sentarme en la orilla de la ventana y fumarme un cigarrillo mientras el frío pasaba ligero por mis dedos del pie. Recuerdo estar en la hamaca de la sala pensando en que debía de pintar el techo y nunca hice. Recuerdo haber llorado por causas fracasadas, reido por sorpresas de la vida y meditado sobre ser Amalia. Cociné igual para amigos, parejas y familia. Limpiaba y reparaba la casa. Y los domingos, siempre dormía en el suelo, porque me gustaba despertar con la madera en mis ojos.
Decoré a mi gusto. Ahí quedaron los primeros dibujos de Rodrigo, la serigrafía de Richard, un dibujo de Alma y una acuarela de Ornelas. Pero lo que más me gustaba, era el pizarrón negro donde estaban esas fotos. Esa pizarra que la gente se adueñó porque la decoraban a su gusto, cambiaban las fotos y movian las caras. Las fotografías eran lo que me permitía estar cerca de amigos y familia en esas noches largas.
Y ahi estaba la sala, tan pequeña pero acogedora. Ahí me pasaba horas leyendo a Pacheco... menorizando diálogos, bailando canciones de todas las épocas, bebiendo vino patrocinado por un sommelier y discutiendo por celular con las amigas. Ahí en esa sala supe que sería directora de La Refaccioanaria.
La mini cocina era genial también. Mis especieros fueron un descubrimiento de la Lagunilla. Eran unos frascos de cerámica con incrustaciones de cemento. Tenían letras que formaban la palabra COQUETA. Mi cocina era coqueta. Nunca faltaba la pimienta negra y la blanca, el orégano, la albahaca y la sal. Los otros dos especieron guardaban El clavo y la nuez.
Ese fué el lugar donde conoci al vecino más ruidoso del mundo. Pedro no dejaba de escuchar música siempre. Todas las noches parlaba y veía sus cortos a todo volumen en el departamento de arriba. Varias veces le pequé con la escoba, pero con toda la intención no dormía hasta las 5 de la mañana. Posteriormente nos llevamos bien... compartimos muchas noches bucando pretextos para no apagar su playstation. Además aprendimos a hacer compras en el mercado cercano, así las verduras alcanzaban para dos bocas.
Tenía todo a mi gusto. Pero decidí tener un título. Decidí estudiar un diplomado de especialización. Y conseguir 50 mil pesos no era fácil... si tenía que pagar una renta de 3,200 al mes. Hice entonces un sacrificio, pagar ese dinero, salirme de ahí... y esperar.
No me arrepiento, pero lo extraño. Extraño estar en casa. Ahora aquí sentada bajo la luz de la luna, aunque no la misma luna de hace un año... (hace un año supe que mis gastos incrementarían... que curioso), puedo augurar que Abril ya se siente. Abril me trae buenas cosas, lo sé, porque asi lo planeo. Buenos momentos y la época de crecer, avanzar y darle una oportunidad a todo... y en todo.
Soy feliz, pero me gustaría serlo más. Ahora que Abril termine, busco depa nuevo. Quizá por eso un tanto de melancolía por generar una nueva alianza entre mis espectativas y mi futuro.
Abril es el mes de las decisiones... o te quedas, o te vas. No hay más.
O intentamos algo (tú, yo, él, nosotros, el de a lado, etc.), o lo dejamos en un buen sueño. Abril debiera de ser no el mes de más calor, sino el de más amor: amor a disfrutar la vida con todo lo que trae. Tal como lo diría mi amiga Sandra.
"sólo la imaginación es más fuerte que el conocimiento"
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La foto corresponde a la última cena que tuvimos mi vecino y yo... antes de que dejara el departamento.
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