Cuando no se tiene más que hacer una tarde de domingo, se decide uno ir a pasear por Plaza Universidad (aunque me choca su mala distribución, sus entradas incómodas, su estacionamiento mal planeado y su fuente enorme que obstruye la luz del techo).
Con bolsas de tela a los costados por eso de la ecología, descubro las ofertas de productos de limpieza:
uno para los vidrios
otro para las superficies de madera
uno más para el baño
aquel para dejar libre de insectos a los trastes
ah! ese también para combatir el cólera del refrigerador
y demás burradas...
No hay tanta gente,
supongo toda aparecerá el miércoles o jueves durante el día.
De repente me digo, por qué no caminar del otro lado del mall?
Camino
Observo
Encuentro:
Lenceria.
Ajáaaaaaaaaaaaaaaa el que me atiende se sonroja al ver dichosa selección.
No sabe cómo coquetear y su mirada se vuelve efusiva ante mi
Gracias! y sonrisa.
Observa mi tarjeta.
Me pide mi credencial de lector (aunque sé que eso no se pide para la de débito)
Preocupación, mi dirección es la anterior y piensa eu está muy lejos.
Vuelve a sonreir y detiene mi bolso.
No sabe que decir pues quedo parada y mirandolo fijamente.
Me quito los lentes obscuros.
Vuelvo a sonreir.
Torpe.
Me da la bolsa y casi la tira.
Tartamudes y sólo logra decir:
Bu... buenas tardes... hasta pronto!
(sic)
Voy a otra tienda.
Sunday, December 27, 2009
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