Saturday, December 26, 2009

odio cuando ésto pasa...

Me invitaron a cenar porque al parecer la ciudad está muerta y todo es bello...

Calles despejadas,
cielo azul nocturno con destellos de nubes a lo lejos,
acompañantes muy divertido, todos hombres, bueno, sólo somos 5, 4 de ellos machines.

Luego de decidir donde ir a comer y olvidarnos de los tacates qeu nuestra buenas madres nos dieron para la casa y que disfrutaramos variso días comiendo de ellos... optamos por un restaurante en el centro... dónde más podríamos ir si no al mismisimo centro para ver la parafernalia de la iluminación y terminar caminando por el zócalo como tantas veces ha pasado cuando vienene a México?

Entonces, Manolo decide que vayamos a la Terraza del Conquistador, decididos a gastar el dinero que les mandan sus trabajos nocturnos y a dispararme la cena, porque el acuerdo fué:
la morena viene va con ustedes si la consienten porque anda triste!
Aceptan
No les queda de otra, dormiran en casa por dos días mientras salimos de viaje.

El punto es que estamos aquí esperando en el bar poruqqe como también era obvio, hay mucha gente en el restaurante, al parecer eso de ver el zócalo de noche es emocionante. (Sic)

Justo a la entrada, un buen mesero nos ve con carisma y nos dice:

señorita, jóvenes... mientras esperan puedo ofrecerles alguna bebida.

ni tarde ni perezosos, los machines aprietan los labios con singular sonrisa y David contesta:

señor, no nos ofrezca nada sino es un buen vino para amedrentar la espera

Risas. Vamos! es David, apenas si puede pedir un vaso de agua y hoy le sale lo cortesano!

Entonces, como por arte de magia, desaparece nuestro mesero.
Pasan 30 segundo sy regresa con una carta de vinos.

Son muchos.
Observamos.
Azzath quiere decidir.
Manolo sólo piensa en su bebida,
David exige que sea un Cabernet
Martucci dice que yo decida
y finalmente, todos voltean a verme y digo:

quiero un vino blanco semiseco, y que sea nacional por favor, así que... cuál es el que nos recomienda?

y justo ahí, cuando decido ver la carta, me interrumpe el mesero y dice:

entonces señorita lo que su paladar puede disfrutar ésta noche es un vino de Baja California (mi ensenada querida) o bien, uno Queretano

(estaba tan perdida en mis ensamientos y viendo el espejo del fondo que olvidé esa frase hasta que Azzath me toma del brazo y me dice si estoy bien...)

no entendí la pregunta de Az y vuelve a preguntar el mesero:

es ese el que puedo traerles?
Copa para 5?

Borro mi cassette y todos al unísono contestan:

si por favor.

Me vuelve a preguntar Azzath si estoy bien y ahí es cuando reacciono.

La Redonda... volteo y veo a Az y le digo:

almenos si lo vuelvo a ver puedo decirle que la empresa donde creo que aún trabaja, promociona bien sus vinos... eso, o mi karma de los círculos pequeños se hace funcional.

Me perdí como un minuto de conversación justo cuando el mesero comenzó a hablar de las delicias del vino queretano y lo bueno que era ese viñedo y bla bla bla bla bla...

Comienzo a reirme como tonta y todos vuelven sus caras de preocupación a caras de absurdos cotidianos.

Claro! me da risa.

qué más puedo hacer?

Bla blablablablabla... ya nos dieron mesa.
45 minutos esperando,
espero que la iluminación y la pista de hielo vista desde arriba valga la pena...
de lo contrario ni el vino sabrá bien... que de hecho no está mal, pero lo tiene mejores (ojo, eso lo dijo el mesero no yo)

Me voy...
cena en las alturas me espera.

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