Ayer llovió como no recuerdo o como no tengo idea.
Ayer enmedio de una marcha por el orgullo gay se para un chico frente a mi,
bien parecido, con acento sureño y ojos color miel.
Dios! cómo hablaba el tip y no paraba... luego de un rato y contarme la historia de la estrella fugaz, creoq ue se cansó y trató de convencerme por qué debía de quedarme con el anillo que acababa de elaborar...
El punto, es que le di unas monedas por el "regalo" y lueg me convenció de comprarle los aretes, bah! lo hice, estaba tan despreocupada que si ya iba a caminar todo el trayecto, por qué no detenerme a entablar una charla de venta con él.
Luego de un rato, se quedó con mi mano entre sus manos porque según él podía leeer o establecer un vínculo emocional con la gente: charlatanerías! y de repente, me dice: pide un deseo, no debe ser nada material, pide uno que te convenza y verás que se logra, hay que tener fe.
Se fué y yo me quedé pensando en el mentado deseo que nunca pedí.
Y ahi, mientras caminaba con mi nueva estrellas, comenzó a llover.
Ya!, era el colmo, me quedé parada un rat debajo de un árbol que cumplía su función como resguardo, hasta que comenzó a llover de izquierda a derecha, mierda!
Caminé y se intensificó la lluvia, basta!
Ya iba empapada, el agua corría por mi cuerpo y como por arte de magia,
recuerdo que eso no era sólo lluvia...
Caminé, caminé y justo después de llevar litros de agua escurriendo conmigo, percibí que había una puerta de metro frente a mi.
Total, ya iba empapada, me metí y fui la mira de gente que se preguntaba que si estaba lloviendo muy fuerte... que acaso no me ven?
Subí al primer vagón que me topé, me senté y comencé a reir.
Recordé que hacía mucho tiempo no me empapaba, vi que mis tenis sacaban burbujitas,
veía escurrir cada gta de mi cabello que ya era un desastre,
y también vi que mi celular aún estaba a salvo.
Al salir del metro tomé el bus y lo que me faltaba: otra estúpida canción de un sábado lluvioso.
Movía mis labios pero no cantaba, recordaba que con esa rola mi tatuaje se hizo.
De repente vi que al sur de la ciudad había sol.
No pensé dos veces y al llegar a casa me senté en la escalera del edificio a contemplar la lluvia,
para ese entonces, mi cudrpo aún estaba frio y mi ropa mojada, la diferencia es que ahora estaba conciente.
Pensé que mi camino ya no es forzar las cosa, sino dejarlas suceder.
Pensé que Junio ya se terminaba y que después tendré el tiempo libre para hcer lo que quiera.
Pensé en aquella persona qeu atormenta mis estados de ánimo y supuse que sólo la vida te da lecciones.
Pensé que intentar las cosas puede resultar efímero si no hay interes recíproco.
Pensé y no dejé de pensar.
Entre a casa, me cambié y me quedé en bata toda la tarde, salvo el momento en que le escribí a Rafa para decirle de la fiesta, hasta ese momento me percaté que en mi badeja de entrada había un correo de hacía tiempo que no veía.
Y justo ahí comprendí por qué nos preocupamos tanto por los demás:
nos pertenecemos pero no nos percatamos el uno del otro.
Me lo habían mandado en un mensaje de cadena...
No leí más, simpelmnte apagué la cmputadora que tenía 5 minutos de encendida y apagué también la música de la radio
Apagué y encendí el televisor y no podía más que en recordar la pilicula que en la mañana fuí al cine después de pasar a la galería...
Será que yo soy como una Eugenia?
Voy a explotar, vaya título para una película mexicana.
Anyway, después de mi recesión, y de echarme otras tantas películas en la noche aprovechando la casa sola, se acercó mi perro y como si supiera mis pensamientos, me suspiró enfrente de la cara y dejó que lo acariciara.
Ya no tengo que ocultarlo, extraño los meses pasados, y Junio, como todos los años el mes de enmedio, resulta complicado.
Ayer enmedio de una marcha por el orgullo gay se para un chico frente a mi,
bien parecido, con acento sureño y ojos color miel.
Dios! cómo hablaba el tip y no paraba... luego de un rato y contarme la historia de la estrella fugaz, creoq ue se cansó y trató de convencerme por qué debía de quedarme con el anillo que acababa de elaborar...
El punto, es que le di unas monedas por el "regalo" y lueg me convenció de comprarle los aretes, bah! lo hice, estaba tan despreocupada que si ya iba a caminar todo el trayecto, por qué no detenerme a entablar una charla de venta con él.
Luego de un rato, se quedó con mi mano entre sus manos porque según él podía leeer o establecer un vínculo emocional con la gente: charlatanerías! y de repente, me dice: pide un deseo, no debe ser nada material, pide uno que te convenza y verás que se logra, hay que tener fe.
Se fué y yo me quedé pensando en el mentado deseo que nunca pedí.
Y ahi, mientras caminaba con mi nueva estrellas, comenzó a llover.
Ya!, era el colmo, me quedé parada un rat debajo de un árbol que cumplía su función como resguardo, hasta que comenzó a llover de izquierda a derecha, mierda!
Caminé y se intensificó la lluvia, basta!
Ya iba empapada, el agua corría por mi cuerpo y como por arte de magia,
recuerdo que eso no era sólo lluvia...
Caminé, caminé y justo después de llevar litros de agua escurriendo conmigo, percibí que había una puerta de metro frente a mi.
Total, ya iba empapada, me metí y fui la mira de gente que se preguntaba que si estaba lloviendo muy fuerte... que acaso no me ven?
Subí al primer vagón que me topé, me senté y comencé a reir.
Recordé que hacía mucho tiempo no me empapaba, vi que mis tenis sacaban burbujitas,
veía escurrir cada gta de mi cabello que ya era un desastre,
y también vi que mi celular aún estaba a salvo.
Al salir del metro tomé el bus y lo que me faltaba: otra estúpida canción de un sábado lluvioso.
Movía mis labios pero no cantaba, recordaba que con esa rola mi tatuaje se hizo.
De repente vi que al sur de la ciudad había sol.
No pensé dos veces y al llegar a casa me senté en la escalera del edificio a contemplar la lluvia,
para ese entonces, mi cudrpo aún estaba frio y mi ropa mojada, la diferencia es que ahora estaba conciente.
Pensé que mi camino ya no es forzar las cosa, sino dejarlas suceder.
Pensé que Junio ya se terminaba y que después tendré el tiempo libre para hcer lo que quiera.
Pensé en aquella persona qeu atormenta mis estados de ánimo y supuse que sólo la vida te da lecciones.
Pensé que intentar las cosas puede resultar efímero si no hay interes recíproco.
Pensé y no dejé de pensar.
Entre a casa, me cambié y me quedé en bata toda la tarde, salvo el momento en que le escribí a Rafa para decirle de la fiesta, hasta ese momento me percaté que en mi badeja de entrada había un correo de hacía tiempo que no veía.
Y justo ahí comprendí por qué nos preocupamos tanto por los demás:
nos pertenecemos pero no nos percatamos el uno del otro.
Me lo habían mandado en un mensaje de cadena...
No leí más, simpelmnte apagué la cmputadora que tenía 5 minutos de encendida y apagué también la música de la radio
Apagué y encendí el televisor y no podía más que en recordar la pilicula que en la mañana fuí al cine después de pasar a la galería...
Será que yo soy como una Eugenia?
Voy a explotar, vaya título para una película mexicana.
Anyway, después de mi recesión, y de echarme otras tantas películas en la noche aprovechando la casa sola, se acercó mi perro y como si supiera mis pensamientos, me suspiró enfrente de la cara y dejó que lo acariciara.
Ya no tengo que ocultarlo, extraño los meses pasados, y Junio, como todos los años el mes de enmedio, resulta complicado.
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