"Ayyyyy! este dolor, no piensa, no crea, sólo se hace presente...
está ahí enajenando mi dulce cuerpo, se amamanta de lo que cree no soporto,pero no es así.
Si me levanto me sigue, impulsa mis tendones, mueve mi cabeza y vuelve el cosquilleo por la oreja izquierda (esa misma que me gusta la consientan), sube, se pega... y ahí va mi carcajada.
Ahora viaja, se articula y finalmente sale. Se desprende un ruido estruendoso, miles de yo salen y revolotean. Son colegialas coquetas que se impregnan en el aire; lindas colegialas coquetas que vuelven una y otra vez para contagiar aquello que sólo yo poseo: un espacio perfecto.
Silencio. Veo las luces lentamente como se expanden y cómo los colores brillas, me están llamando y sólo tengo felicidad. Felicidad absoluta. Es el momento más lindo, casi para llorar pero no. Veo luces, veo cómo cambian de tono. Siento la arena en mis dedos y poco a poco la sonrisa me va invadiendo. Cierro los ojos y me imagino que el mar viene a mi y yo sentada me voy en el. Oigo el mar. Veo el amanecer. Y soy feliz. Extremadamente feliz. En unas horas vuelo a la ciudad. Pero ahí, el rojo, el violeta, el morado, todos ellos se conjugan. Veo ahora mi yo que me dice que baile. Yo digo que pare... y otra vez carcajada.
Esa partícula entra en mi oido. Me calla. Me ve, y me dice que el momento más feliz de mi vida llegó. Yo le creo, Y de repente es como un orgasmo el acostarte en la playa y escuchar la arena y el mar golpeándose al mismo tiempo. Si, es un gran orgasmo y mi felicidad es absoluta. Mis ojos dilatados y los recuerdos vanos... Recuerdos de una noche anterior, llena de música, alcohol, baile, besos.
Soy feliz!. Lo repito muchas ocasiones. Ahora el efecto pasa. Tengo que ir a hacer mi maleta. Me meto a bañar y ahora el agua juega conmigo. Salgo. Bajo la maleta y veo a mi vecino de habitación. Me sonríe y me despide... Ahí voy. Paro el taxi. Pasaron ya unas cuantas horas. La felicidad está pasando... pero no puedo evitar sonreir. Dejo Zipolite. Paso Puerto Ángel. Llego a Pochutla. Finalmente a Huatulco para tomar mi avión. Y en ese momento me rio... perderé el vuelo si no me comporto.
Alto. Ya despegó. Y otra vez, me toca de lado de la ventanilla. Pero esta vez lo disfruto. Veo una nube y me la como... esa fue la ultima seña de felicidad. Después bebo mi jugo, me como mis cacahuates y me abrocho el cinturón. La ciudad está debajo."
Aterrizo. (en todos los sentidos)
Cierto confidente me creyó una vez... me dijo que viajar entre partículas era más divertido, porque entonces podías mirar varios puntos a la vez. Yo no sé si sea divertido, sólo pido el momento para rescatar ese mundo que me persigue en mis tormentos, mis creencias, mis debilidades y mi ser. Quiero seguir siendo esa locura para rescatar este mundo que ha dejado de ser.
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